domingo, 8 de septiembre de 2013

025

Me dijeron que había que vivir el duelo, que me tomara mi tiempo, que esto no sería para siempre y pasaría. Sé con seguridad que será así, que todo es parte del proceso, que decir adiós siempre me ha costado un mundo, pero saberlo no evita que duela.

Quizás es que debía doler, no sé. Pensé realmente que mis lagrimas por dolor se habían agotado. No era así. Trate enormemente de mantenerme en pie, no perder la calma y pensar positivamente, pero la verdad es que desde hace días no he parado de llorar. Antes de dormir, al despertar, cada que un pensamiento o un recuerdo cruza por mi mente vuelvo a llorar y no lo puedo controlar. Agua salada sale de mis ojos sin poderla frenar.

Te extraño. Realmente te extraño. No desde este septiembre 4, te extraño desde hace tanto. Lo que fuimos. Extraño los momentos vividos, las ilusiones y los sueños compartidos. Extraño tus besos y el calor de tu brazos, mi cabeza recostada en tu pecho. Extraño los "te amo" y aquellos "no hay forma de que deje de quererte", extraño ser la causante de tus risas y hasta incluso que te preocupes por mi y me reprendas como niña chiquita. Extraño también lo que no fue, mi reflejo en ese par de ojos azules que me hacían soñar, los momentos que querías recompensar, extraño ser la mujer a quien decías querer. Ese viaje a Londres por planear y esa copa de whisky en algún buen bar. Extraño lo que fue y lo que ya no será.

Y vuelvo al mismo problema. Como cuando hablábamos de aceptar y resignarse. Me tocó aceptar que no me querías más (si es que en algún momento lo hiciste, parecía muy real) pero me esta costando mares el tenerme que resignar. Resignarme a que conmigo  no será, que  no soy la protagonista de tus sueños, la causante de tus desvelos. Y entonces pienso en la envidia que le tengo y en lo poco que debí significar para tan deliberadamente caer solo en recuerdos.

Aún duelen tus palabras y lo expreso así acá, ahora. Duele que dijeses que no he sido tu amiga, porque los amigos no huyen y yo lo estoy haciendo. Me conoces mejor que nadie. ¿Mereces una amistad poco sincera? ¿Qué clase de persona sería si fingiera ser eso cuándo en realidad estoy enamorada de ti? Y después de todo lo ocurrido, de todo lo vivido me hablas como si estuvieses ofendido.

No fui yo quien llego un día y te dijo que le interesabas como algo más que un amigo. Dijiste, perdona, rompí el trato, me enamore de ti. Y entonces, cuando yo a ti más te quiero regresa ella y así sin más me das la espalda. ¿De verdad es que yo te he fallado? ¿Soy yo quién no supo ser una buena amiga?

Tal vez estoy huyendo, sí. Estoy tratando de protegerme... porque contigo siempre me mostré como era. Porque te deje entrar y conocer cada parte de mi como nunca nadie pudiera y de pronto te conviertes en un desconocido al que le importa poco si estoy bien o si este dolor me ha consumido. Y sé, con certeza que he tomado la mejor decisión al alejarme de tu lado, porque extraño SÍ, pero no al hombre de los últimos días, no a este que acaba de romperme y hacerme pedazos la vida. Extraño a aquel que como antes dije hubiera preferido antes cortarse un brazo que causarme una herida. A aquel que sí me quería. Y es que como alguien hace muchos años me dijo "sólo extraño aquello que sé no volveré a tener"... y te extraño porque sé que no existe más aquel hombre.

Tan sólo espero que sepas que desde aquí, sigo rezando por ti. Por tu salud, tu bienestar y tu felicidad. Hasta el último de mis días, es algo que siempre te dije. No mentí.

2 comentarios:

  1. El dolor puede que no se vaya nunca, seguirá sordo, pegado a tu piel; pero llegara un momento en que aprenderás a vivir con el, y a sonreír con lo que ahora te hace llorar.

    Adelante, siempre adelante, acuérdate que para atrás, ni para agarrar impulso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quédate con lo bueno y sigue adelante. Cuando la relación inicio estaba totalmente apegada a ello, recuerdo haber dicho "No quiero pensar en cuánto durara o si no lo hará, quiero disfrutarlo el tiempo que sea, vivirlo y entonces si se queda seré la mujer más feliz del mundo, pero si decide que su camino no es conmigo también lo seré porque al menos lo intentamos" Aunque el final no fue bueno y lastimo mucho, pueden más los buenos momentos, crecí muchísimo a su lado y de alguna forma creo que también el que siga acá de pie es por toda la confianza que construí mientras estaba a su lado. Lo has dicho ya, uno aprende a vivir con ello y yo solo quiero eso, vivir!

      Eliminar