20 minutos.
Suficientes para que un mar de recuerdos lleguen hasta tu mente. Suficientes como para recordarte el lugar en que te encuentras hoy en día y renovar energías.
Miro al cielo una vez más... "ayúdame" susurro a ese ser en quien creo desde pequeña y empiezo a orar, tal como me lo enseñaron, con fe, con amor... con mi corazón en cada una de las palabras.
Y aunque una lagrima traicionera se desliza por mi mejilla, sonrío... y entonces una vez más me pongo en tus manos y te digo "no me sueltes, no me dejes tu también".
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