- ¿Por qué me mentiste? Tu nunca me habías mentido- Fueron sus palabras esa noche al encontrarse justo cuando ella entraba y él salía. La tomó de los hombros y la acercó a él.
- ¿Por qué te sorprende? No somos los mismos de hace años. Qué mas da si lo hice o no.
La miró atentamente y una sonrisa se dibujo en su rostro.
- No somos los mismos, pero tú no eres la clase de persona que miente, nunca lo hiciste. Dime la verdad, te pidieron que lo hicieras ¿cierto?
- Deja de darle vueltas, anda, déjame pasar.
- Respóndeme eso, ¿te lo pidieron verdad? No hay problema, yo sé.
-No te hagas más líos. Déjalo ir. Lo hice y ya.
Otra sonrisa para después tirar de ella y estrecharle en un abrazo. ¿Hace cuántos años no le abrazaba? Ya ni lo recordaba.
-Te quiero mucho- le susurró despacio a la vez que depositaba un beso en su mejilla y se marchó.
Sonrió para si misma. Ese hombre seguía siendo un caso perdido, tal como en los años de escuela. Tal como años atrás aunque creyera que no, le seguía preocupando y es que hay amistades que aunque pase el tiempo y parezcan haber muerto dejan vivo el sentimiento.
domingo, 28 de abril de 2013
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