domingo, 20 de julio de 2014

044

Mientras escuchaba venían recuerdos a mi, recuerdos de cómo la noche rompía mi corazón, las incontables noches en que mis lágrimas salían incontrolables de mis ojos, de cómo cada palabra o frase escuchada desgarraba todo lo que quedaba en mi interior.

Cuántas veces quise correr a tus brazos, cuántas veces quise pedirte que recordaras nuestras promesas, nuestro amor... que recordaras cuando dijiste "no habrá nada, ni nadie que logre alejarme nunca de ti", no recuerdo haber sentido un dolor tan intenso en mi vida, pero ahí estaba... recordándome en cada respiración que me habías dejado ir.

Y ahora, casi un año después... todo parece tan lejano. No estas, no estoy. Simplemente ya no es.

Ahora eres diferente, me han repetido en algunas ocasiones. Te pasan cosas malas, pero ya no te dejas hundir, sonríes, convives, VIVES. La depresión sigue siendo parte de mi y por las noches al irme a la cama sigo extrañando tu compañía, tus brazos y aquel "buenas noches", pero aprendí a dejarte ir, a no encerrarme en la nada y lamentarme por que las cosas no salen siempre como deseo. Y eso, amigo mío... Ya es mucho.